Hoy soy dietista certificada y estoy especializada en dieta cetogénica para la pérdida del peso y la mejora de todos los marcadores de salud pero hace unos años yo no era más que una persona con sobrepeso (incluso obesidad) que buscaba una solución para comer sin engordar.
No es tan fácil como parece saber qué nos conviene y qué no a la hora de alimentarnos bien y mantener un peso saludable. Te dicen que debes "comer menos" y "moverte más" y que en el déficit calórico está la clave de todo. Y te lo crees y lo intentas una y otra vez... Y siempre fallas.
Además, hay toda una industria vendiéndonos “soluciones” que tienen la promesa de darnos buenos resultados con el mínimo esfuerzo por nuestra parte. Esto es muy tentador y sí, yo también he pecado de ilusa muchísimas veces. Y considero muy importante saber reconocer cuando una dieta es perjudicial, para no poner en riesgo nuestra salud.
Eso por no hablar del dogma médico respecto a "las razones de la obesidad" y las "dietas de cajón" recomendando a sus pacientes dietas hipocalóricas y/o bajas en grasas que realmente nunca funcionan. Totalmente frustrante.
Y luego está internet. Hay mucha información y muchas veces es contradictoria. Realmente es muy fácil caer en errores y confusión en lo que concierne a la alimentación.
Pero un día me puse en la tarea de aprender sobre dieta cetogénica, hice todos los cambios mentales que ayudan a tener éxito con keto y me lancé con este estilo de vida. De eso hace casi 5 años. Fíjate si impactó este cambio en mi vida que decidí formarme profesionalmente como dietista y cambiar de profesión. A día de hoy te puedo decir que tengo muchas razones para no abandonar la alimentación cetogénica.
Errores que cometía antes de pasarme a la dieta cetogénica como estilo de vida
Errores que cometía con mi alimentación antes de pasarme a keto incluyen el miedo a las grasas, la búsqueda de todo lo "bajo en grasas", el uso continuo de edulcorantes, contar calorías, no hidratarme bien y consumir sal de mala calidad.
Miro años atrás y me doy cuenta de lo profundamente equivocada que estaba. Pero no me culpo ni puedo culpar a nadie: el dogma médico y nutricional es el que es. Y hasta que no aprendes (de verdad) sobre nutrición y metabolismo, no comienzas a unir los puntos.
En aquellos tiempos yo creía creía que lo estaba haciendo bien y que no lograba alcanzar un peso correcto y mantenerlo porque quizás mi metabolismo era lento o yo era simplemente "demasiado glotona".
Siempre he tenido tendencia a tener kilitos de más y siempre he tratado de luchar contra ellos. Hacía todo lo que comento abajo y no conseguía mantener un peso estable… ¡y me preguntaba por qué!
Hoy comparto esta lista de errores clásicos con la nutrición contigo y además, quiero decir que como dietista especializada en dieta keto que soy... Y aunque suene increíble... Hay muchas personas "haciendo keto" que aún fallan en los puntos que te voy a compartir aquí debajo.
Error #1 – Buscar y consumir productos “Bajos en grasas”
Los alimentos “light” o “bajos en grasas” nunca serán nuestros aliados en la pérdida o el mantenimiento del peso. Olvídate. Los productos “light” o "bajos en grasas" solo están ahí por razones de puro marketing que benefician a las empresas que los producen y los comercializan, pero no a ti ni a tu salud.
Yo estuve muchos años subida al tren de lo “light” y buscaba estas etiquetas “light” en los quesos, en los yogures, en el cacao en polvo que entonces me encantaba tomar, y peor aún, en los alimentos procesados listos para colocar en el microondas y consumir.
Llegué incluso a creer mi la mejor opción alimentaria era la alimentación crudivegana justamente por la baja presencia de grasas (grasas que tampoco son las mejores).
La grasa de los alimentos nos nutre y en el paladar produce satisfacción y placer. Hace que los alimentos nos sepan ricos y sabrosos. Un queso, pongamos, al que le han sacado la grasa nos sabrá horrible. Por esta razón a los productos “light” se les saca la grasa pero se reemplaza por una bomba de azúcares y químicos para añadir artificialmente el sabor que les han robado.
Conclusión: Aprendamos a consumir alimentos con toda su grasa natural sin miedo y evitemos los productos con la promesa “light” que están totalmente desnaturalizados y contienen más tóxicos añadidos.
Error #2 – Huir de las grasas (todas) como de la peste
En mi cabeza todas las grasas eran malas. La grasa era esa enemiga a la vuelta de la esquina que había que evitar a toda costa. La causante de todo michelín, y subida de peso.
Ni había entendido la diferencia entre grasas saludables y no saludables, ni tampoco que la grasa en la alimentación es fundamental para la nutrición y para poder perder grasa corporal, y tampoco había caído en la cuenta que cierta cantidad de grasa en nuestros platos es esencial para alcanzar la sensación de saciedad y sentirnos reconfortados.
Conclusión: No temas a las grasas. Tus "grasas amigas" son todas las grasas de origen animal que vienen presentes en los alimentos de origen animal. También el aceite de oliva virgen extra, el aceite de coco de presión en frío, las grasas Omega 3, los aguacates, las aceitunas. Las grasas que sí que deben ser mínimas en tu dieta son las que provienen de los aceites vegetales de semillas, las margarinas y grasas trans, bollería industrial, fritangas callejeras y comida rápida.
Error #3 – Consumir productos “sin azúcar” y usar sacarinas y aspartamos
Escuchaba referencias aquí y allí sobre los efectos nocivos de los edulcorantes artificiales pero hacía oídos sordos, no quería saber. Poder consumir cosas de sabor dulce “sin engordar” era para mí más importante en aquella fase que mi propia salud.
Algunos edulcorantes como el aspartamo, el acesulfamo-K o el ciclamato pueden ser incluso peores que el azúcar refinado o el jarabe de maíz. Empeoran la sensibilidad a la insulina, favorecen irónicamente el aumento de peso, y aumentan las posibilidades de sufrir diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y derrame cerebral. También ha sido probado en animales que pueden causar varios tipos de cáncer. Por favor no me creas a mí, haz tu propia investigación. Pero no cierres los oídos como yo hice.
Conclusión: No te enganches a estos productos. Cuando necesites añadir dulzor a tus postres keto, por ejemplo, opta por la stevia.
Error #4 – Tomar sal de mesa refinada en lugar de sal natural de calidad
En aquella época compraba la sal más barata del supermercado y me quedaba tan ancha. Veía las sales más sofisticadas como tonterías gourmet que eran bonitas y tal, pero me parecían innecesarias. Esa sal acababa en todos mis platos y era evidentemente también la sal que consumía cuando comía fuera o compraba comida procesada.
Lo cierto es que la sal de mesa (o sal común) contiene solo 2 elementos: cloruro y sodio, por ello su nombre químico es cloruro de sodio. Las sales de calidad como la sal del Himalaya o la sal céltica tienen aproximadamente 84 minerales, dependiendo de la procedencia y el proceso utilizado.
En este artículo de mi blog puedes profundizar más sobre las sales refinadas y las sales naturales y sus características y beneficios.
Conclusión: Mientras que la sal de mesa refinada es un veneno que hace más mal que bien, la sal del Himalaya (por ejemplo) contribuye a que nuestro cuerpo reciba casi todos los minerales que necesitamos, con todas las implicaciones positivas que esto tiene para la salud de nuestras células, huesos, músculos, etc.
Error #5 – No beber suficiente agua
Este punto esta relacionado con el punto #3. Consumía sodas “light” o zumos procesados de supermercado y creía que ya estaba consumiendo mi parte de líquido diario necesario. También consumía cafés con sacarinas, aguas saborizadas con químicos y edulcorantes artificiales. Pero agua pura apenas nunca bebía.
Si alguien me hubiera dicho que podía estar deshidratada no lo hubiera aceptado.
En este post del blog te explico con detalle sobre la hidratación.
Conclusión: hay que cortar de una vez con la promesa “sin azúcar” y con bebidas industriales llenas de edulcorantes, saborizantes y químicos para dar sabores. Necesitamos (¡mínimo!) 2 o 3 litros de agua diarios. Otras bebidas recomendables pueden ser los tés e infusiones sin azúcar añadido y los caldos de huesos ricos en colágeno.
Error #6 – La trampa de contar calorías
Pensar en calorías te puede llevar a comprar productos procesados que prometen ser “bajos en calorías” y creerte que haces una decisión correcta. Pensar en calorías también puede animarte a que te des un capricho de 400 calorías (trozo de tarta, por ejemplo) y decidas que no vas a cenar para compensar. Pensar en calorías puede llevarte a ejecutar una dieta muy baja en grasa en la ni te nutres bien, ni alcanzas la saciedad ni te sabe rica la comida. Yo hacía todo eso.
Por contar calorías, me hacía a menudo recetas de batidos verdes "saludables" que no lo son tanto.
Y es una realidad que en general “contamos demasiadas calorías y pocos químicos”.
Conclusión: Elige productos lo más cerca de su estado natural posible, lo menos procesados posible, con los menos aditivos añadidos posible. Esa es tu regla infalible. Cocina más en casa. Come más alimentos reales. Y si haces dieta keto, que sea una dieta keto bien planteada que te aporte salud real y un peso correcto sin matarte de hambre.
Y tú, ¿qué errores cometes (o cometías) en tu alimentación? ¿Los has identificado? ¿Has decidido ya dejar de caer en trampas comerciales? ¿apuestas ya por la alimentación natural como base en tu vida? Te animo a que dejes tu comentario más abajo y a que compartas esta entrada si te ha gustado.
Un gran abrazo,
Cristina
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El 5 es el que más se me resiste aún, aunque confío en que algún día le cogeré el gustillo a las verduras menos cocinadas jejejeje. Y en el último… soy como tú, ¡fuera el muertehondas! Lo tengo pero de adorno, no caliento ya ni el agua para las infusiones vaya Jajajaja. ¡Gracias por compartir Cristina! Excelente como siempre 🙂 Un abrazote gigantesco
Hola Lorena, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Me alegro que seas de las mias 😀 Esa maquina la fabricó el diablo, yo creo 🙂 ¿Y no has probado con los batidos verdes o los gazpachos? es una opcion genial para tomar las verduras crudas sin darte ni cuenta. Gracias por tu apoyo guapa, otro abrazo grande para ti!
Cristina
Felicidades por este artículo, Cristina.
Me encanta cómo escribes y lo claro que lo explicas.
Por suerte yo no caía en la mayoría de estos errores. Como no quería comer cosas light, contar calorías, ni estar mirando lo de las grasas, simplemente pensaba que no era posible adelgazar y nunca he hecho ninguna dieta. Fue con el cambio de alimentación a todo lo que cuentas que me adelgacé 25 kg sin pasar hambre. Y sigo con esta alimentación.
Agua he bebido siempre mucha. Tanta que la gente se ríe de mi y todo. En verano hasta 4 litros. 😮
De lo que comentas, precisamente el otro día iba comprar sal (que si compro una vez al año ya es mucho) y no la compré porque había oído algo de que no era muy saludable y quería informarme antes. Total, para la que gasto vale la pena pagar un poco más. Gracias por el consejo.
Un abrazo!
Hola Sandra, ¡muchas gracias por tu apoyo! La verdad es que estás estupenda y me alegro que hayas encontrado tu forma de alimentarte que va contigo. Yo también estoy ahora muy estable en mi peso, y además con buenos niveles de energía. Nada como aprender y saber elegir, y no dejarnos llevar por toda esa basura de productos buscando nuestro bolsillo 🙂 Y la sal (natural) sí, es super importante, pronto llegará un post justamente sobre eso, es la electricidad de nuestro cuerpo y se merece un post aparte 😉
Un abrazo,
Cristina
Hola Cristina!
Acabo de conocerte y me ha encantado este post. Me siento muy muy en sintonía con todo lo que dices. Yo también soy de las que rechaza los productos light.
Para mí light automáticamente signfica más químicos y cosas raras para que tenga el mismo sabor que el producto REAL.
Lo que sí que por fin me has desvelado es la diferencia entre la sal de Himalaya y la normal. Mira que en casa tengo las 2 y no sabía cuando usar una o la otra. Ahora ya sé que mejor me quedo solo con una, jeje ?
Finalmente mi gran error sigue siendo usar el microondas. OJalá algún día pueda tirarlo o vivir en un piso que no lo lleve incorporado. Vivo con mi pareja y él sí que es muy fan, pero después de leerte hoy, voy a empezar a dejarlo de lado.
Un abrazo,
Anna.
Hola Anna, que te voy a contar… ¡estoy encantada de haberte encontrado! 😀 Los productos light son un timo total, sin duda, aunque ya no se usa casi esa papabra, ahora te los venden bajo otros términos “bajo en grasas” y bla bla y otras lindezas, que es más de lo mismo en verdad.
En cuanto a la sal tengo un post completo sobre este tema en el blog 😉 https://tallerdesalud.com/sal-mejor-marina-himalaya-refinada/ Para mí es super importante el tema de la sal.
Y ahora sí que tengo microondas, porque venía incorporado con la casa, pero está muerto de risa… si escondo ahí un muerto nadie lo descubre jiji. En verdad lo del microondas fue manía que le cogí viviendo en Grecia (que estuve allí 8 años), y para los griegos es como una máquina infernal jejejej.
Un abrazo, 🙂
Cristina
Jolin Cristina, alucino con todo lo que leo. Creo que peco en todas, pero especialmente en lo de los productos light y en la pesadilla del micro.
Voy a tener que empezar a aplicarme el cuento de todos los tips que das en tu blog :___ Un abrazo, me encanta como escribes y todo lo que sabes sobre alimentación (yo soy nula para este tema).
Muakk
Hola Maggie, gracias por tu visita y tu comentario 🙂 Me alegra que te haya gustado el post y el estilo con que cuento mis aventuras y desventuras con la alimentación, jejeje, he pasado por muchas fases, ya te digo… 😀 Pues anímate a ir dejando de lado esos productos supuestamente light, y el microondas, que ya sé que no es fácil cambiar los hábitos, pero compra a compra y comida a comida se van creando hábitos nuevos 🙂
Un abrazote,
Cristina