Que el desayuno sea "la comida más importante del día" ha sido más un mito creado por la industria alimentaria y secundado por el dogma médico que una realidad a nivel fisiológico. Saltarse el desayuno es perfectamente saludable cuando no hay hambre real y cuando la nutrición diaria que llevemos tenga suficiente densidad nutricional y calorías.
De hecho muchas personas extienden el ayuno nocturno y practican ayuno intermitente saltándose el desayuno y sólo han observado mejoras en su salud. Beneficios del ayuno intermitente incluyen una mayor quema de grasa, reducción de la inflamación crónica de bajo grado o regulación de la presión arterial, entre otros.
Sin embargo, si que es verdad que desde un razonamiento científico y fisiológico, las mejores horas para ayunar van desde temprano en la tarde hasta el día siguiente.
Durante muchos años se nos ha hecho creer, a base de pura repetición, que “el desayuno es la comida más importante del día” o que “es malo no desayunar” mientras que la industria alimentaria y sus intereses comerciales nos han traído una serie de "productos alimenticios específicos de desayuno”.
Y hablamos de productos supuestamente específicos para el desayuno como zumos, galletas, cereales de desayuno, barritas de cereales, tortitas de arroz o maíz, etc. Sólo tienes que ir al supermercado y ver esa zona de "desayuno" para ver hileras interminables de productos hiperprocesados que no sólo no te nutren, sino que te enferman. Mucho azúcar y muchísimos carbohidratos refinados y grasas tóxicas para que te sientes, nada más levantarte, a hacer un "desayuno de campeones".
Sinceramente, para desayunar esos productos, es mejor saltarse el desayuno y comer comida de verdad para humanos cuando de verdad sientas hambre.
Y lo peor de todo es que el dogma médico también se empecina en reivindicar la importancia del desayuno como comida "importantísima" del día y además normalizar este modelo de desayuno que encima está "apoyado" por la pirámide nutricional dietética actual.
Esto ha hecho, además, que nos quede la idea y hábito de que el desayuno debiera de ser fundamentalmente “dulce” en sabor y azucarado en esencia.
Es justamente el cambio hacia otro modelo de desayuno “salado” y con alimentos reales y nutritivos, como los huevos, lo que más suele constar a las personas, y esto lo veo cada día en consulta.
Es importante destacar que el desayuno, o esa primera ingesta del día que "rompe el ayuno", es simplemente una comida más del día, y que lo saludable es comer comida humana real a la hora en la que de verdad nuestro organismo pide alimento, y esto no necesariamente tiene que ocurrir nada más levantarnos.
De hecho es temprano en la mañana cuando tenemos un ambiente interno más dirigido a la acción y la actividad que a sentarnos a hacer ese “desayuno de campeones”.
La hormona grelina (que señaliza el hambre) tiene su elevación más baja durante las horas tempranas de la mañana y en cambio tenemos más elevado el cortisol, por ejemplo, que nos dirige más hacia "la acción" que hacia "el comer". Y tiene toda una explicación evolutiva: el ser humano debía de salir a buscar alimento por la mañana y debía tener el entorno interno adecuado para realizar este importante acto para su supervivencia.
Por fortuna, muchas personas que se levantan sin hambre (y como decía esto tiene una explicación fisiológica y evolutiva) han dejado de "forzarse" a desayunar, y por suerte han dejado de consumir, además, toda esa serie de productos "especiales para desayuno" que sólo nos quitan la energía, nos mantienen hambrientos, y encima no nos nutren realmente.
Conclusión, desayuna comida real cuando sientas hambre real.
RESUMEN
Que el desayuno sea "la comida más importante del día" ha sido más un mito creado por la industria alimentaria y secundado por el dogma médico que una realidad a nivel fisiológico. Saltarse el desayuno es perfectamente saludable cuando no hay hambre real y cuando la nutrición diaria que llevemos tenga suficiente densidad nutricional y calorías. El desayuno, o esa primera ingesta del día que "rompe el ayuno", es simplemente una comida más del día, y lo saludable es comer comida humana real a la hora en la que de verdad nuestro organismo pide alimento, y esto no necesariamente tiene que ocurrir nada más levantarnos.
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Un fuerte abrazo,
Cristina