La forma más sencilla de diferenciar entre un alimento y un comestible es evaluar cuán cerca o lejos está ese producto de su estado original y tomar buenas decisiones alimentarias en base al grado de procesamiento aplicado, descartando aquellos productos en exceso procesados y desnaturalizados.
Asumimos que todo lo que existe en el supermercado (zona de alimentación) está diseñado para alimentarnos y nutrirnos. Si está ahí es porque ha pasado controles de calidad, ¿no? Pero es muy diferente que un producto sea “apto” para el consumo y que sea “nutritivo” para el ser humano.
Parece mentira que creamos que comemos «carne» cuando comemos “nuggets de pollo” industriales, y que comemos «pescado» cuando comemos “barritas de pescado” congeladas. Y no quiero entrar en el tema de cuántas veces compramos estos productos para los niños.
Hoy he decidido hacer una entrada, que aunque parezca obvia, creo que es necesaria. Tenemos que salir por fin de la ignorancia alimenticia y aprender a distinguir un alimento de verdad de un simple comestible.
Comencemos.
#1- Un alimento procede de la naturaleza y un comestible es una elaboración de la industria alimentaria
Un alimento tiene su origen en la naturaleza.
Un alimento puede ser de origen animal: carne, pescado, huevos. O de origen vegetal: frutas, verduras, hortalizas, cereales, legumbres, semillas.
Idealmente estos alimentos deben ser biológicos. Y preferiblemente integrales, en el caso de los alimentos de origen vegetal.
Los alimentos sólo han sufrido algunas transformaciones mecánicas o fermentativas.
Un comestible es un producto elaborado por la industria alimentaria que no existe en la naturaleza.
Un comestible es un producto apto, o susceptible, para ser consumido.
#2- Un alimento contiene 1 ingrediente y un comestible contiene varios (a menudo demasiados)
Un alimento normalmente contiene un solo ingrediente, o sea, sí mismo. El arroz es arroz, el tomate es tomate y las semillas de calabaza son semillas de calabaza.
En ocasiones pueden venderse paquetes combinados de lentejas con quínoa, por ejemplo, y seguirán siendo alimentos.
Un comestible lleva una serie de ingredientes. Una lata de salsa de tomate para pasta llevará tomate, sí, pero además llevará aditivos alimentarios más o menos tóxicos como azúcar refinada, almidones, estabilizantes, potenciadores de sabor, etc.
#3- Un alimento es imprescindible para la conservación de la salud y un comestible aporta algunos nutrientes
El cuerpo humano está diseñado para consumir alimentos, no para consumir comestibles. Antes de la revolución industrial únicamente existían los primeros.
Los alimentos aún conservan una cantidad equilibrada de sustancias vitales que tenían en su estado original.
Los alimentos son imprescindibles para la conservación de la salud. De ellos procede nuestra vitalidad.
Los comestibles pueden aportar ciertas sustancias nutritivas básicas (grasas, hidratos de carbono, etc) pero no nos aportan vitalidad ni salud real. Los comestibles no bastan para conservar la salud.
Los comestibles apenas contienen vitaminas, oligoelementos, fermentos, fibras, etc.
Los procesos caloríficos, de conservación y de preparación hacen que los comestibles sean productos desnaturalizados. La mayor degradación ocurre con las conservas.
En algunos casos se trata de productos sumamente alterados y tóxicos, como las grasas trans, que dañan profundamente a nuestro metabolismo y a la larga favorecen la aparición de enfermedades crónicas de origen metabólico.
Los comestibles altamente procesados: la pastelería industrial, los refrescos, los jugos industriales, las barritas energéticas, las sopas de sobre, los batidos de proteínas deberían ser de consumo muy ocasional, y ser descartados totalmente en caso de que existan problemas de salud.
#4- Los alimentos han existido desde siempre y los comestibles existen desde que existen los supermercados
El supermercado, como hoy lo conocemos, tiene apenas unas décadas de existencia.
Antes de los supermercados lo común eran las "tiendas de comestibles". Quizás de ahí viene parte de la confusión con la terminología.
Tu abuela nunca tuvo en su juventud alcance a las barritas energéticas ni a los batidos de proteínas, ni falta que le hacía.
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Consejos para distinguir un alimento de un comestible la hora de comprar
- El supermercado tiene mucha más proporción de comestibles que de alimentos. Desafortunadamente. Ignora los largos pasillos de refrescos, snacks, chocolates, sopas de sobre, bollería y ve directamente a tus zonas de alimentos de verdad. Conoce tu supermercado y ve al grano. Que nadie diseñe tu ruta por ti.
- Cuando estés dudoso/a entre comprar o no un producto pregúntate: ¿Es nutritivo? ¿me ayudará a mantener mis funciones vitales? ¿identifico su estado original en la naturaleza? Si la respuesta es sí, probablemente estás ante un alimento.
- Intenta imaginar la cara de tu abuela viendo el producto. Esta medida es infalible.
- ¿Se pudre o sólo se estropea? Un alimento vivo debería seguir las leyes naturales y acidificarse progresivamente hasta pudrirse. Vale, las legumbres, semillas, etc. son alimentos y tienen larga vida al estar deshidratados. Pero ya sabes a lo que me refiero.
- ¿Te gusta simplemente, o eres adicto/a? Los alimentos nos gustan o no, pero los comestibles a menudo nos causan adicciones tremendas. No es casualidad. Están diseñados para que así sea. Si tienes adicción por algún comestible indigno, hazte un favor y corta de raíz. Tu eres más fuerte que ese comestible infame.
Me interesaría saber cuál es tu experiencia y tu posición con respecto a este tema. ¿Crees que exagero? ¿Soy demasiado rotunda? ¿De algo hay que morir? ¿La vida es corta? ¿Se es «más feliz» con una coca-cola en la mano? Me encantará ver tus comentarios en el hilo de abajo. ¡Te espero!
Un gran abrazo,
Cristina
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Hola Cristina, para nada exageras! Un articulo fantástico, ojala mucha gente lo lea y empiecen a tomar conciencia
Hola Tere, gracias por tu visita y tu comentario. Tú me entiendes perfectamente, que bueno, pero sin duda algunas personas de mi entorno piensan que exagero. Aunque en pequeñas dosis creo que van entendiendo y se va haciendo la luz… 😀
Un saludo,
Cristina
No creo que estes exagerando. Me parece que falta mucha conciencia (o educación) en este tema. Y hasta parece que nos cae mejor una coca y que las verduras nos hinchan. Me suena que pasa por ir desaprendiendo habitos que no son saludables e ir incorporando nuevas (viejas) elecciones en nuestra comida.
Muy buen trabajo el tuyo, Cristina, de ir creando mas conciencia… nuestros cuerpos lo van a agradecer!!!
Hola Fernanda,
Gracias por tu visita y tu comentario 😉 Es cierto que cuando uno está acostumbrado a comer comida “de mentira” el día que se come unas verduras parece que se hincha y le da indigestión. A mí me pasaba hace unos cuantos años, cuando no me cuidaba nada de nada. Parece mentira. Ahora es todo lo contrario. Realmente falta mucha conciencia, poco a poco hay que ir abriendo el camino. La alimentación es tan importante y vivimos sin prestarle demasiada atención, es increible.
Un saludo,
Cristina
Hola Cristina,
Muy bueno este artículo. Me encanta la forma sencilla como lo tratas. A veces hay que aclarar lo básico, no todo el mundo es consciente de ello.
Estoy muy de acuerdo con todo lo que dices. Yo hace ya tiempo que tomé conciencia de ello. Sólo visito algunos pasillos del supermecado. Otros los ignoro completamente.
Me ha hecho mucha gracia la medida infalible “Intenta imaginar la cara de tu abuela viendo el producto”.
Felicidades por el artículo! Voy a compartirlo en mis redes sociales. 🙂
🙂 Gracias Sandra por tu visita y tu comentario. Yo de hecho creo que visito el 10% de la superficie de los supermercados, que triste que haya tan poca oferta de “alimentos reales” en ellos. Me alegra mucho que te gusta mi forma de expresarme, la verdad es que esta entrada me ha salido del alma casi :D. Que pena que estemos tan confundidos y engañados. A ver si poco a poco damos el paso a una alimentación más consciente, como tú has hecho.
Mil gracias por compartir, un saludo,
Cristina
Hola Cristina,
Me gusta mucho cómo has dejado bien clara la diferencia entre alimento y comestible, no pienses que es tan obvio, por eso el ir creando conciencia con artículos como este nos ayuda a una vida más saludable y a sacar del desconocimiento a muchas personas.
¡Abrazos!
Hola Rosa María, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Eso creo que yo, que aunque debiera ser obvio no lo es tanto y nos dejamos engatusar demasiado. Esa es mi intención, poner mi granito de arena para crear más conciencia y que hagamos mejores elecciones 🙂
Un saludo,
Cristina
Muy de acuerdo con lo que explicas Cristina. Mi reto es cocinar la pasta, integral, sin tomate envasado ?… Alguna idea?! Gracias
Hola Àngels, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Buena pregunta. Yo en ocasiones he hecho mi propia salsa de tomate para la pasta, pero realmente es un proceso bastante laborioso y toma tiempo y mucho amor, por no decir que es casi un arte 🙂 Yo lo que hago la mayoría de las veces es lo siguiente: OPCIÓN 1) Compro salsa de tomate de la tienda biologica/ecológica que tiene solo como ingredientes tomates y sal marina (eso al emnos dice la etiqueta) y no vale mucho más que la del supermercado llena de “ingredientes”. Sabe bastante rica y natural dentro de lo que cabe. OPCIÓN 2) Hago una salsa en versión super rápida usando tomates cherry cortados por la mitad, ajos cortados en láminas, perejil, aceite, sal del Himalaya, pimienta y oregano. Queda deliciosa y super natural. Los tomates quedan blanditos pero enteros. ¿Que te parece? 😀
Un saludo,
Cristina
Hola Cristina,
Gracias por este recordatorio, es una distinción fundamental! Y a veces nos olvidamos,o te dejas llevar por el “natural”o “orgánico”, que puede ser “comestible”. Me encanta lo de la abuela, es una prueba infalible :)… Tengo una amigo que cada vez que su hija se quiere comer un bollo le pregunta,… ¿Qué tiene más vida, una manzana o un bollo? Y es como tú lo cuentas… Además, la ventaja de consumir alimentos es que el envasado es mínimo, y así generas menos “basura”, aunque recicles asusta la cantidad que llegamos a generar por hogar (me incluyo yo). un saludo!
Hola Cristina, gracias por tu visita y tu comentario. Tienes razón, especialmente la etiqueda de “natural” en los productos envasados es como para echarse a temblar la mayoria de veces. No hay el control que debiera de haber. Un ejemplo son las galletas “digestivas”, imagínate. Por otro lado me encanta la técnica de tu amigo. A su hija esa frase se le irá quedando en su mente, aunque a veces pueda elegir el bollo, pero esos mensajes son muy importantes. Y lo de la basura es terrible, yo tambien me asusto de la cantidad que produzco a pesar de todo. Aún no tengo ninguna tienda a granel que me pille relativamente cerca para evitar crear tanta.
Un saludo,
Cristina