Mira a tu alreadedor y piensa que todo lo que tienes hoy es el resultado de tus creencias y tu enfoque en la vida: tu situación económica, tu relación de pareja, tu relación con los hijos, la casa en la que vives, las actividades que realizas… Prácticamente todo.
Si crees por ejemplo que “el dinero no es importante” posiblemente tengas problemas para llegar a fin de mes, cada mes.
¿Se te repiten problemas parecidos una y otra vez en cierto ámbito de tu vida? ¿Te das una y otra vez con la misma piedra?
Si te detienes a pensar en un problema que estás viviendo a día de hoy…
¿Puedes identificar creencias y percepciones limitantes asociadas a ese campo de tu vida que no te permiten evolucionar como quisieras?
Hay creencias prosperas y creencias ruinosas
Puede sonar muy determinante pero es cierto, de forma directa o indirecta tus creencias y formas de pensar determinan los resultados de tu vida y condicionan tu destino.
Cuando hablamos de creencias hablamos lo que creemos que es posible o imposible, bueno o malo, admisible o no en aspectos de nuestra vida como el trabajo, las relaciones de pareja o el dinero.
Son esas ideas, convicciones, percepciones, maneras y formas de pensar y manera de ver las cosas que cada uno de nosotros tiene.
Por ejemplo, si creemos que somos obesos porque venimos de una familia de obesos y es algo está en nuestros genes y a lo que nos toca resignarnos, será muy difícil que veamos objetivamente los malos hábitos que nuestra familia comete, y la poca disciplina que posiblemente existe y nos pongamos en la situación de victimas en vez de hacernos responsables.
¿Cuál es tu modelo mental?
Todos llevamos con nosotros un determinado modelo mental en base a:
- Lo que nos ha tocado vivir.
- Cómo hayamos percibido eso que nos ha tocado vivir (las historias que nos contamos a nosotros mismos acerca de los eventos).
A lo largo de nuestra vida se va forjando nuestro particular modelo mental.
Lo curioso es que ese modelo mental hace que cuando vivimos un hecho pongamos en práctica una atención selectiva que detecta solo la parte que se ajusta a ese modelo mental nuestro. Así auto-confirmamos nuestra teoría una y otra vez, y nos pasamos la vida justificando lo que está en nuestra mente.
De las múltiples lecturas que podríamos elegir ante un hecho, elegimos siempre la misma. La nuestra. En el ejemplo de la persona obesa, observará siempre a las familias obesas, para “cerciorarse” de que todos sus miembros están obesos.
Nos hemos implicado tanto en nuestras creencias que las hemos ido atesorando y han pasado a formar parte de nuestro subconsciente. Y el problema es que no nos damos cuenta de cuándo están operando y de la capacidad que tienen para dirigir nuestras vidas.
Así expresamos nuestros pensamientos limitantes (que a su vez contruyen nuestra realidad)... ¿te suenan?
- No tengo…
- No puedo…
- No sé/No soy capaz de/No tengo capacidad para…
- No me lo merezco/No soy nadie para/No soy digno de…
- Cuesta mucho/ es muy difícil…
- No vale la pena/No voy a conseguir nada
- Es que nunca he tenido suerte
- Quizás los demás pueden pero yo no.
- Yo puedo cambiar pero mi: jefe/trabajo/hijo/situación económica no cambiará.
- Es que siempre lo he hecho así/Es tarde para cambiar.
3 Preguntas para hacerte a ti misma
- ¿Me sale a cuenta pensar de esta manera?
- ¿Qué consecuencias tiene para mí pensar de esta manera?
- Pensando así de esta forma ¿soluciono mis problemas?
Para cambiar nuestras creencias pero debemos cumplir ciertas condiciones
- Desear cambiar.
- Saber“cómo” cambiar, tener herramientas.
- Una vez sepas el “cómo”, tienes que ser capaz de permitirte experimentar desde esa nueva creencia. Las creencias no se “van”, se “reemplazan”, y adoptarlas requiere de frecuencia, enfoque y repetición.
Consejos para trabajar las creencias y los pensamientos limitante
1) ¿Cuál es el grado de certeza sobre tu creencia? Muchas creencias las tenemos porque las hemos oído aquí y allí repetidas veces, porque nos las inculcaron en casa, porque es lo que dicen los medios de comunicación, la publicidad. Pero ¿qué grado de certeza tenemos sobre estas creencias? Normalmente poco. Reevalúa objetivamente su validez.
2) ¿Sabemos o conocemos? ¿Cuántas cosas sabes a ciencia cierta? Saber implica experiencia, y al experimentar desarrollamos creencias. Pero debemos recordar que también se puede repetir la misma experiencia obteniendo distintos resultados. Por ejemplo, si siempre has salido con chicos que han acabado dejándote a los pocos meses de relación no quiere decir que siempre vaya a ser así. Cuando tú cambias todo cambia. Cuando rompes el patrón rompes el hechizo. Entiende que tus creencias son creencias y no realidades.
3) Cambia tus creencias negativas por otras positivas y ¡actúa! En el ejemplo de la persona obesa este podría cambiar su “la obesidad está en mis genes” por “ponerme en forma está en mi mano”. Y la chica de las relaciones frustradas podría cambiar su “es que siempre me dejan” por “ahora estoy preparada para hacer mejores elecciones”.
4) Repítete tus nuevas creencias como un mantra. Al principio parece ridículo pero se acabarán asentando en tu subconsciente.
5) Piensa en ese objetivo importante que hace tiempo quieres conseguir. ¿Qué te limita a conseguirlo? Observa como empiezan a salir cosas de la lista de los top10. Cuando empieces a entender las leyes del juego mental que te haces a ti misma te entrará hasta risa.
6) Haz las cosas de forma diferente. Experimenta una y otra vez las consecuencias de tu cambio de creencia>emoción>acción. Te darás cuenta de que las cosas pueden ser de otra manera y testearás la certeza y validez de tu recién adoptada creencia.
7) Muy importante: sé observadora de tus propias emociones. Destapa lo que se esconde detrás. Cuando te identifiques viviendo una emoción negativa piensa en cuales fueron los pensamientos que la trajeron. Identifica como esos pensamientos enlazan con tus creencias y reformula tus creencias.
Esto no es como encender y apagar el interruptor. Esto es un compromiso con una misma a largo plazo. Con determinación podemos ir dejando atrás limitaciones y abriendo puertas a nuevas posibilidades de crecimiento. ¿Quizás ya has identificado algunas de tus creencias limitantes? ¿Te gustaría compartir alguna en el hilo de comentarios más abajo? 🙂 Saludos,
Cristina
Me gusto leer tu articulo para darme cuenta que no tengo nada errado, pienso,creo y siento que puedo hacer lo que me proponga, tengo 43 años y he logrado todo lo que me he propuesto, obviamente con fracasos y aciertos, pero estoy totalmente de acuerdo con lo que escribes, saludos.
Hola Carlos, gracias por tu visita y comentario. Que importante es reflexionar sobre estas cuestiones y revisitar de tanto en tanto las creencias de uno, ¿verdad? Enhorabuena por esa actitud positiva y reflexiva, un abrazo,
Cristina