¿Por qué elegimos comer unos alimentos u otros? ¿Qué determina la comida que acaba en nuestro plato cada día? La verdad es que este es un tema que considero fascinante, porque la comida es “vida” es “compañía” es “alimento” es “gozo” es “experiencia”. Y muchas cosas más. Estas son lo que yo llamo “las esferas de la alimentación” y forman un complejo entramado que nos lleva a decidir comer esto y no comer aquello. Y cada persona es un universo. En este post te quiero compartir, desde mi experiencia y visión personal, cuáles son los principales factores que influyen en la elección de nuestros alimentos.
Este es uno de los posts más personales y reflexivos que he creado desde mi experiencia personal y lo que he aprendido con mis clientes. Quiero compartírtelo porque me doy cuenta, día a día, que todos cojeamos de la misma pata, y quiero que entiendas la psicología y enfoque que necesitas si de verdad quieres implementar cambios reales en tu estilo de vida y alimentación.
Me ha salido un texto bastante largo, pero creo que no tiene desperdicio, y además creo que te vas a sentir identificado/a con muchos de los puntos que comento. Si te animas, me encantará leer tus reflexiones en los comentarios más abajo.
#1 - La esfera “Placer”: Preferencias de sabor, textura y aspecto de los alimentos
Para muchas (muchísimas) personas este es el parámetro más importante. Nos gusta lo que nos gusta y nos refugiamos y nos definimos a nosotros mismos a través de lo que “nos gusta comer”.
Trabajar este punto, desde mi experiencia como Dietista Especializada en Dieta Cetogénica, es muy complejo pero decisivo a la vez a la hora de poder cambiar hábitos.
Una persona que está aferrada a lo que le “sabe rico” y le proporciona “placer” tiene que ser consciente de que el paladar se educa, que los gustos se pueden modificar gradualmente con pequeños cambios en la dieta, y que la percepción que tenemos sobre ciertos alimentos se modula y reeduca con el día a día. Sobre todo cuando tomamos consciencia de cómo nos sentimos según lo que comemos. Y cuando entendemos que comer y sentirnos culpables después, no nos ayuda a mejorar la relación que tenemos con la comida.
Es más, muchas veces estas preferencias están ligadas más a la “adicción” y la activación del sistema de recompensa del cerebro, más que al verdadero “placer” en sí mismo. No somos conscientes, pero a menudo somos esclavos de los productos muy palatables, baratos y convenientes de la industria alimentaria.
Comer sin duda es un placer, yo lo diré siempre, pero se necesita reeducar al paladar, trabajar las creencias, abrir la mente, explorar, y estar dispuestos a trabajar nuestra escala de valores y prioridades.
Así que… Aprendamos a comer / cocinar rico y saludable mientras aprendemos a disfrutar de todos los beneficios a nivel salud y bienestar que vamos obteniendo. Placer sí, pero salud también.
#2 - La esfera “Social”: Red social y comer con los demás
Este es otro punto que trabajo a menudo con mis clientes.
Lo hacen “bien”, o “bastante bien” en casa, pero cuando están con otras personas se desmadran. Literalmente.
No saben decir “no”. No quieren dar explicaciones ni dar “que pensar”. No quieren sentirse “diferentes del resto”. No quieren ser “el bicho raro”, vamos. Si todos comen pan… ¿Ellos no?… Si la carne viene con patatas fritas… ¿Ellos van a pedir un cambio a verduras o ensalada”? … “¿Se van a pedir solo un café cuando los demás disfrutan del postre? Y si hay un cumpleaños en la oficina… ¿No van a comer un trocito de tarta ellos también?
Aquí también cobra vital importancia la reeducación de nuestros valores y poco a poco ir ganando coherencia entre “lo que verdaderamente queremos conseguir”, “lo que hacemos en casa” y lo que “hacemos en grupo”.
Debemos aprender a decir y expresar a los demás lo que hacemos y por qué. No hace falta dar demasiadas explicaciones, solo expresarnos desde nuestros principios y valores. Dejando a los demás hacer, sin juzgar, pero sin permitir tampoco que nos juzguen, nos tienten, nos boicoteen.
Pero es importante no hacerlo desde la “represión”, sino desde la “consciencia”. Sabiendo que estamos construyendo nuevos hábitos de vida, ganando coherencia, y sientiéndonos bien con lo que hacemos.
#3 - La esfera “Cultura”: Alimentos y platos que hemos mamado desde siempre
Aquí en España parece impensable y bastante “asqueroso” comer insectos, ratas, o carne de perro. Por decir algo. Pero la exposición a los alimentos y platos que hemos tenido desde siempre hace que “lo nuestro parezca normal” y “lo de los demás” una aberración.
Todo es cuestión de “exposición continua”. Y te voy a contar una anécdota sobre esto. Cuando yo tenía 19 años y era estudiante, trabajaba como camarera a tiempo parcial en un hotel super lujoso de Barcelona. Es este hotel había un bar / restaurante de temática “Mediterránea” donde yo trabajaba a veces. Teníamos, encima de la barra de este bar, una pata de jamón serrano que el barman cortaba allí mismo, al momento, y servía a los clientes. Me ocurrió en varias ocasiones que clientes estadounidenses (en concreto) me comentaron que “el jamón muy bueno”, pero que “tener la pata ahí puesta a vista de todos era desagradable, de mal gusto y antihigiénico. Que mejor la podríamos colocar en la cocina”. Me quedaba a cuadros: ¿lo querían comer pero no lo querían “ver”? ¿qué tenía de malo la pata de jamón ahí colocada? Pero luego lo pensé. Y me dí cuenta. Es tema cultural y de “exposición continua” lo que hace que ciertos alimentos y prácticas culinarias nos parezcan “normales” o no.
Por ello tendemos a comer lo que pertenece a nuestra cultura. Sobre todo cuando hablamos de comer ciertos animales y/o partes de ellos. Y es totalmente normal y comprensible.
#4 - La esfera “Personal”: Preocupación, conocimientos y creencias sobre salud y nutrición
Cada persona es un mundo, y no podría ser diferente en el ámbito de la alimentación. Cada uno de nosotros llevamos “una mochila” personal y una “estructura mental” única que nos llevan a decidir comer esto, o comer aquello, o dejar de comer lo otro.
Cada uno, a nuestra forma y en diferente grado, sabemos que la alimentación es muy importante. Y de alguna forma nos preocupa “estar comiendo mal” y poder causarnos problemas para nuestra salud: sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión…
Con mayor o menor dedicación, leemos, aprendemos, y nos hacemos preguntas sobre alimentación y nutrición. Intentamos cambiar hábitos alimenticios. Hay tanta información disponible, tantas “vías y estilos de alimentación” que supuestamente nos llevan al mismo objetivo: peso equilibrado, bienestar, salud… Entonces… ¿cuál tomar?
Y no hay una vía única aplicable a todos. De hecho muchos evolucionamos y vamos cambiando de estilo de dieta con los años, los conocimientos, la observación.
Yo promuevo las dietas bajas en carbohidratos y, en especial, la dieta cetogénica. Pero sé que no tiene por qué ser la solución para todos. No quiero evangelizar a nadie. No quiero entrar en conflicto con personas que siguen otros estilos de alimentación, ya sea por ética, por creencias o por lo que sea.
Cada uno debe hacer su camino. Probar, experimentar, escuchar a su cuerpo. Y también es importante abrir la mente y no quedarse encallado en viejos dogmas. Sobre todo esos dogmas de nutrición que nos tienen eternamente gordos y enfermos. Tengo que escribir un post sobre esto un día.
#5 - La esfera “Precio y disponibilidad”: Acceso a los alimentos y nivel adquisitivo
Hace poco estaba yo comprando en un supermercado y escuché a una chica jovencita, probablemente estudiante, decirle a su amiga: “tía, ¡es que comer saludable sale tan caro! Sale más barato comer mal”.
Mi primera reacción fue pensar que la chica estaba equivocada o que era un pensamiento que, aunque es común, implica falta de responsabilidad, pereza, tacañería. Pero luego me acordé de mis años de estudiante, y lo que significaba tener 4 perras para pasar la semana.
Y es verdad. Lo más barato es comprar macarrones, arroz, legumbres, ya que nos puede salir por 1 euro o menos cada plato. Mientras que comprar carne, pescado, etc. sale mucho más caro.
Sin duda el poder adquisitivo es un factor importante a la hora de elegir alimentos. Así como la disponibilidad de alimentos que haya en el país en el que vivimos.
Por ejemplo me comentan mis seguidoras de centroamérica que no encuentran bayas ni frutos rojos y por lo tanto no consumen casi nada de fruta siguiendo la dieta Keto.
Por lo tanto es importante hacer buenas economías domésticas, y en la medida de lo posible adaptar nuestra dieta a nuestras posibilidades económicas y geográficas, aplicando el sentido común y siendo hábiles para crear platos nutricionalmente interesantes sin dejarnos un riñón en ello.
#6 - La esfera “Marketing y Comercialización de alimentos”: Industria alimentaria, publicidad y creencias generalizadas
Niños preciosos, rubitos de ojos azules, bebiendo leche de vaca y sonriendo con “el bigote blanco” dibujado en la cara, porque mamá les quiere tanto que les compra la mejor leche (enriquecida con mil cosas) para que sus huesos sean sanos y fuertes.
Parejas jóvenes y divinas que se levantan por la mañana y felizmente comen unos cereales en su cocina maravillosa que les hacen ir al baño y salir del WC casi volando por los aires de placer y satisfacción corporal mientras se masajean la barriguita.
Adolescentes que “molan mogollón” porque han descubierto, y hacen descubrir a sus amigotes claro, la última mandanga creada por la industria alimentaria que supuestamente es nutritiva porque lleva tal o cual, está buenísima de la muerte, y además hasta mamá aprueba y está satisfecha con el productito en cuestión.
Nos lo tomamos casi a broma, pero estos anuncios comerciales, a base de “exposición continua” (¿te suena?) y a base de tocarnos el lado emocional, consiguen penetrar muy profundamente en nuestra mente y crear lazos emocionales, inculcarnos ideas sobre nutrición de dudosa fiabilidad y dirigir nuestras compras en el supermercado.
#7 - La esfera “Habilidades culinarias y Prioridades”: Sobre nuestras aptitudes culinarias y las ganas (y compromiso) que le ponemos al tema
Esto es un tema que también trabajo mucho con mis clientes en las asesorías de coaching nutricional. Divido mis clientes en 2 grandes grupos: los que son muy cocinillas, tienen mucha imaginación y saben llevar a la práctica lo que les recomiendas, y aquellos que dicen no gustarles la cocina, no saber hacer más que 4 cosas básicas y no estar muy interesados en aprender.
Son muchos los factores que hacen que una persona logre cambiar sus hábitos y su dieta, pero no nos engañemos, tener ciertas habilidades culinarias y cierta predisposición hacia la cocina ayuda. Ayuda mucho. Y te lo digo yo que aprendí (realmente) a cocinar pasados los 26 años.
Si no aprendemos unos mínimos y le ponemos un poco de ganas a la cocina, es muy difícil que podamos sostener nuestro cambio. No necesitamos ser ningunos super chefs. Solo ganar en habilidades e ideas. Y eso se hace practicando. Probando nuevas recetas. Organizándonos y motivándonos un poco para cocinar.
También es cierto que muchas veces no le ponemos ganas a la cocina porque la alimentación saludable no es una de nuestras prioridades. Así que también puede ser interesante replantearse nuestra lista de prioridades e intentar que la alimentación suba algunos puestos.
#8 - La esfera “Tiempo disponible para comprar/preparar/cocinar”: ¿de verdad no tenemos tiempo para dedicar a algo tan fundamental e importante como nuestra alimentación?
¡Ay el tema tiempo para cocinar! De esto podría hacer un mega post completo 🙂
De hecho, por ayudar con el tema del tiempo, es que he sacado a la venta varios productos y programas digitales, como el Programa de Meal Prep / Batch cooking en 4 Semanas, y los e-books Plan de 4 Semanas para Dieta Cetogénica y Plan de 4 Semanas para Dieta Low Carb, además de varios artículos como “Cómo preparar los tuppers de toda la semana” o “Cómo cocinar si no tienes tiempo”.
Vuelvo un poco al tema de las prioridades, que mencionaba más arriba. Si queremos seguir ciertos patrones de dieta saludable, entonces no nos queda otra que organizarnos para comprar, preparar, almacenar y conseguir comer más casero.
Comprar soluciones preparadas, por falta de tiempo, no nos va a llevar al cambio de hábitos de vida y mejora nutricional que buscamos.
Y la verdad es que, aunque nuestras vidas sean tan rápidas y el tiempo apremie tanto, siempre podemos sacar el máximo partido de recetas sencillas y platos bien combinados, o incluso de preparaciones rápidas, ayudándonos de algunos “buenos procesados” o preparaciones que nos faciliten la vida (verduras cortadas congeladas en bolsa, conservas de atún, caballa en aceite, etc.)
Aquí siempre recomiendo que nos vayamos haciendo con nuestro propio recetario que funcione en nuestra familia, y que planifiquemos un poco los menús y compras que debemos hacer en la semana. Todo esto para evitar la improvisación y las soluciones exprés como deliverys, comida callejera y demás.
#9 - La esfera “Apego emocional”: Alimentos, recuerdos, nostalgia y vías de escape
Otro tema del que podría hablarte horas y horas, después de haber trabajado con tantas personas en su cambio de hábitos alimenticios.
Es curioso ver y descubrir que tenemos tantos apegos y emociones asociadas con ciertos alimentos y/o ciertos platos. Y lo curioso es analizar cómo, en muchos casos, estos apegos y emociones se desarrollan y enquistan desde la infancia.
Cuántas veces buscamos confort y “nos damos un poquito de amor” recreando situaciones de la infancia. Por ejemplo, trabajé con una persona que estaba enganchada, literalmente, a las galletas María con un vaso de leche con Cola-Cao caliente. Especialmente recurría a esta merienda cuando se sentía triste y deprimida. Rebuscando un poco, resulta que esta era la merienda que le preparaba su abuela de pequeña cuando volvía del cole. Así que cuando recurría a su Cola-Cao con galletas en verdad estaba recreando un (falso) ambiente de amor, sosiego, compañia, cariño, calidez, bienvenida, entrega y seguridad.
A veces esto no es así. Puede ser que hayamos desarrollado una adicción a cierto alimento o producto durante la edad adulta, pero de nuevo tras él suele haber un “mecanismo de escape”, una especie de “anestesia” para el dolor de cada día. Lo podríamos llamar “recompensa”, “auto-regalo”, “compensación”, lo que sea… Pero al final es un ciclo vicioso que nos aleja de nuestros deseos y nos hace sentir culpables. Indagar aquí es importante, para poner consciencia y cambiar el “objeto de deseo” hacia otra cosa más favorable y coherente.
#10 - La esfera “De algo hay que morir”: La mentalidad avestruz y el autoengaño constante
Esta es una de las esferas más controvertidas. Disfrutar de la comida hay que disfrutar. La flexibilidad alimenticia debe de existir, que para algo somos humanos y no cada día es igual.
Pero vivir cada día en modo “avestruz” con comentarios e ideas tipo “de algo hay que morir”, “es solo un día”, “pero si nunca como esto, es una excepción” u otras muchas excusas y mentirijillas inútiles y absurdas nunca nos va a llevar al sitio donde queremos estar.
Como dicen los griegos, “con un dedo no se tapa el sol”. Somos lo que hacemos regularmente. Y ya. Tomar responsabilidad es importante. Y sí, todos nos vamos a morir, pero todos nos morimos de miedo cuando nos enfermamos seriamente o nuestro organismo y salud nos pegan un susto. Entonces solo pensamos “cómo he podido llegar hasta aquí, cómo lo he permitido”. Pues mejor actuar desde hoy que arrepentirse y echar freno y tratar de dar marcha atrás mañana.
¿Cuál es la esfera/s predominante/s en tu caso? ¿Por qué crees que destaca entre las demás? Me encantará leerte en los comentarios 😉
Un gran abrazo,
Cristina
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Un poco de todo. Mi caso es que ya me cansé de preparar alimentos y de hacer ejercicio por más de 30 años
Por ello he comenzado a subí de peso y no encuentro el ánimo o autoestima para salir de esta situación
No acepto dietas keto o cetogénicas, porque consciente estoy de una alimentación balanceada es la mejor y moderada HC 60%, PT15%, LP 25%
Hola Nuage, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Me parece bien que quieras llevar una dieta balanceada dentro de los macros generalmente recomendados, aunque yo tenga otra visión. Gracias por el aporte. Lo que me comentas de no encontrar el ánimo y la autoestima para realizar y mantener los cambios en tu alimentación es también algo muy común. A veces ocurre que “tocamos fondo” y decimos “basta” y nos ponemos a ello. A veces esto no llega a ocurrir. Sea como sea, espero encuentres el estilo de alimentación y de ejercicio físico que funcione para ti y te haga sentir bien y al mando de las cosas. Te envío un fuerte abrazo,
Cristina
Pues aunque a estas alturas de mi vida tengo bastante consciencia y llevo una vida saludable (y la disfruto) cuando estoy en casa por la tarde, aunque acabe de comer y tenga mil cosas que hacer… Me apetece comer, es tal el hambre y lo que acabo comIendo (mierdas no, pero si mucho) que no ceno y consigo hacer de vez en cuando ayuno 16/8. Un beso Cristina, te leo siempre
Hola Lau, muchas gracias por tu visita y tu comentario. Sobre todo me ha llegado al alma saber que tengo en ti una lectora fiel, ¡que bonito saberlo! 🙂 Una está aquí escribiendo, queriendo ayudar, y es muy agradable recibir este feedback 😉 El tema de comer en exceso por las tardes, normalmente cuando volvemos del trabajo, es super común. De hecho me has dado una idea, y creo que debería escribir un post con consejos sobre esto. Me lo apunto. Te mando un cálido abrazo, y a seguir como estás haciendo, intentando mejorar un poquito la alimentación día a día,
Cristina