Empezar una dieta cetogénica viniendo de la alimentación del mundo moderno occidental llena de azúcares, harinas refinadas y productos hiperprocesados puede ser todo un reto. El primer paso es aprender a implementar unas nuevas bases nutricionales que, en lugar de centrarse en las calorías, se centran en consumir alimentos reales y muy nutritivos y regular nuestro entorno hormonal.
Con el cambio a una dieta cetogénica, debemos ganar al menos unas mínimas nociones sobre lo que nos aportan los diferentes grupos de alimentos y saber elegir aquellos que son densos en los macronutrientes que necesitamos, que son fundamentalmente la proteína y la grasa de calidad, y bajos en índice glucémico.
Siguiendo esta lógica podemos comenzar por eliminar de nuestra dieta los alimentos más inflamatorios y que hacen que nos suba la glucemia (o sea, el azúcar en sangre) y la insulina en pico tras las comidas. Y estos alimentos a eliminar son los dulces de todo tipo y todos los alimentos con base de harinas (panes, pizzas, bollitos, galletas, etc), todos los cereales (trigo, arroz, maíz, avena, etc.) y también las legumbres, patatas y hortalizas almidonadas.
Nuestra dieta pasará a estar basada en todas las buenas fuentes de origen animal (huevos, carnes, pescados, mariscos y si se quiere, también lácteos) eligiendo sus versiones más grasas e incluirá también pequeñas raciones de vegetales y hortalizas no almidonadas, y algunas semillas, frutos secos y frutos rojos en moderación. Subiremos el aporte de grasas incluyendo buenas fuentes de grasa monoinsaturadas y saturadas especialmente.
Tener al menos unas nociones básicas de qué comer en dieta cetogénica y qué no comer en dieta cetogénica es un buen punto de partida y con la implementación de estos cambios ya notaremos, probablemente, unas importantes mejoras y cambios a favor, como sentir más energía, tener menos hambre entre las comidas y reducir los antojos por dulces y alimentos muy refinados y procesados.
El segundo paso, y este ya viene con el tiempo, es que vayamos ganando unas nociones y conocimientos más amplios y profundos que nos lleven a hacer las mejores elecciones alimentarias y nutricionales dentro de este estilo de vida y desarrollar el "ojimetro", como yo digo, para que nuestros platos estén bien combinados en los macros keto: porcentaje de grasa, porcentaje y cantidad de proteína, cantidad de carbohidratos.
En definitiva, tendremos que reaprender a comer, desde unas bases muy diferentes y rompiendo muchos mitos nutricionales enquistados en la medicina moderna y la cultura popular que para nada nos están ayudando. Más bien al contrario. Mitos como "las grasas son malas y hacen engordar", "las grasas saturadas bloquean tus arterias y te matan", hay que "comer de todo en moderación", o "hay que controlar y moderar el consumo de sal", "para adelgazar lo que hay que hacer es déficit calórico y listo" son conceptos erróneos que sólo nos mantienen eternamente gordos, enfermos y polimedicados.
RESUMEN
Empezar una dieta cetogénica viniendo de la alimentación del mundo moderno occidental llena de azúcares, harinas refinadas y productos hiperprocesados puede ser todo un reto. El primer paso será reaprender a comer, desde unas bases muy diferentes y rompiendo muchos mitos nutricionales enquistados en la medicina y la cultura popular. Por ejemplo, dejaremos de centrarnos en las calorías (y con ello debemos perder también el miedo a las grasas), y pasaremos a centrarnos en consumir alimentos reales y muy nutritivos y así comenzar a regular nuestra sensación de hambre, reducir antojos y mejorar nuestro entorno hormonal. Evitaremos especialmente aquellos alimentos de alto índice glucémico (o sea, aquellos que nos elevan de manera acusada la glucosa en sangre tras las ingestas). Lo ideal sin embargo es que con el tiempo vayamos ganando las nociones y conocimientos más amplios y profundos que nos llevarán a hacer las mejores elecciones alimentarias y nutricionales dentro de este sanador estilo de vida.
Navega dentro de esta serie de Posts de
Dieta Keto para Principiantes
enlaces reLACIONADOS
aRTÍCULOS relacionados
Un fuerte abrazo,
Cristina